El planteamiento teórico del que se parte tiene una visión estructuralista, pero también aporta la novedad de concebir
el aprendizaje de una segunda lengua como un proceso social en donde el hablante es a la vez sujeto y objeto de
dicho proceso. Existe por ello una visión interactiva esencial en el aprendizaje en una doble vertiente. La primera de
ellas es la practicada entre los propios alumnos y de la cual van a surgir una serie de materiales que van a ser objeto
de estudio, análisis y reflexión. Se considera fundamental en este sentido que los alumnos exploten el deseo de
compartir intimidades porque se va a favorecer un clima de distensión favorecedor del aprendizaje. Por otra parte, se
contempla la interactividad entre los estudiantes y el profesor, cuyo papel va a radicar en ofrecer una serie de
orientaciones procedimentales para crear en el alumno una atmósfera de seguridad imprescindible para que se pueda
llevar a cabo su progresión y paulatina autosuficiencia. El grado de dependencia irá haciéndose menor conforme el
aprendiente vaya adquiriendo una serie de elementos y destrezas necesarias para saber desenvolverse
adecuadamente en su proceso de aprendizaje.
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